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Los Seres Humanos No Son ilegales: Análisis Migratorio

El impacto del lenguaje en la migración.
19 de mayo de 2025 por
Los Seres Humanos No Son ilegales: Análisis Migratorio
Aliuska Gámez Lambert


Resumen

La migración es un fenómeno global y, aunque los países regulan el ingreso de extranjeros, ningún ser humano debería ser considerado "ilegal" por su estatus migratorio. Este término ha sido utilizado para deshumanizar a quienes buscan oportunidades en otros países.

"Ilegal" vs. "Indocumentado"

La terminología influye en la percepción pública sobre los migrantes.

Derechos Universales

Todos los migrantes, sin importar su estatus, tienen derechos fundamentales.


Criminalización de la migración  

En algunos países, los migrantes son tratados como delincuentes por falta de documentos.


El papel de los medios y gobiernos

La narrativa sobre migración afecta las políticas públicas y el trato hacia los migrantes.

¿Hacia una migración más humana?

La migración es parte de la historia de la humanidad. Más que cerrar fronteras, los gobiernos deben garantizar procesos justos que protejan la dignidad de las personas.

¿Crees que el lenguaje influye en la percepción de los migrantes? ¿Qué cambios podrían mejorar las políticas migratorias?

El lenguaje de la migración: de “migrante ilegal” a personas con derechos

El uso del término “inmigrante ilegal” ha estado muy extendido en el discurso político y mediático de muchos países, pero sus raíces son recientes y polémicas. En Estados Unidos, por ejemplo, la expresión cobró fuerza en los años 60 en contextos abiertamente racistas: senadores como Strom Thurmond pretendían mantener a los inmigrantes latinos “fuera de la identidad blanca” de la nación, y la idea de “ilegal” se planteó desde “un sentido racial, por el pigmento natural de la piel” imagenradio.com.mx. Organismos como OIM, ACNUR o Parlamento Europeo documentan que en la década de 2010 medios y políticos globales ya empleaban “ilegal” sin cuestionarlo. Solo a partir de 2010 importantes agencias empezaron a cambiar su estilo: en 2013 la Associated Press eliminó el uso de “inmigrante ilegal” en sus manuales, recomendando describir la acción (p. ej. “entrada ilegal”) pero no etiquetar a la persona picum.org. Igualmente, la Comisión Europea declaró que “los migrantes ilegales no existen… no hay ser humano ilegal” picum.org, y la Asamblea Parlamentaria del Consejo de Europa pidió reemplazar “migrante ilegal” por “migrante irregular” o “sin papeles” porque el término “ilegal” estigmatiza negativamente picum.org. Sin embargo, muchos medios (New York Times, BBC, etc.) siguieron llamando a las personas “migrantes ilegales” hrw.org, alimentando así prejuicios culturales sobre la migración.

Usar “ilegal” para calificar a personas refuerza su criminalización, discriminación y deshumanización. Fuente: Creación Propia

Críticas desde los derechos humanos al uso de “ilegal”

Organismos de derechos humanos coinciden en que etiquetar a una persona como “ilegal” niega su condición de sujeto de derechos. Como advierte Bill Frelick (HRW), “llamar a alguien ‘migrante ilegal’ es tan absurdo como hablar de ‘persona ilegal’ hrw.org. La migración irregular es un asunto administrativo (una falta civil, no un crimen penal), por lo que convertirlo en “delito” implica un giro injusto. El término “ilegal” profundiza prejuicios: da a entender que quienes cruzan fronteras no tienen derechos. Pero todos los migrantes tienen derechos garantizados por la ley, como el debido proceso y el derecho a pedir asilo hrw.org. Como subraya HRW, aunque la prensa describa la migración no autorizada como un “problema de seguridad”, en realidad la legislación nacional e internacional establece protecciones específicas para los migrantes, incluso a quienes llegan irregularmente hrw.org.

La Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) es explícita: usar “ilegal” para calificar a personas refuerza su criminalización, discriminación y deshumanización oas.org. El ACNUR añade que llamar “ilegales” a los migrantes niega su dignidad. El folleto conjunto de ACNUR/PICUM explica que calificar a alguien como “ilegal” lo presenta como deshonesto, indeseable y criminal, lo que “normaliza medidas punitivas” (controles extremos, detenciones, deportaciones) unhcr.org. Además, la palabra criminaliza incluso a quienes brindan auxilio: ha ocurrido que socorrer a personas migrantes (en el mar, por ejemplo) se vea como “ayuda a ilegales” y sea penado unhcr.org. En suma, describir seres humanos como “ilegales” viola su derecho a ser reconocidos ante la ley como sujetos de derechos, y socava la posibilidad de un debate respetuoso y realista sobre la migración oas.orgunhcr.org.

Impacto del lenguaje en la percepción pública y las políticas

El vocabulario empleado influye profundamente en la opinión pública y las políticas. Estudios indican que cuando los medios describen la migración con metáforas alarmistas (“oleada”, “invasión”, “tsunami”), el público tiende a verla como un problema a temer, lo que favorece agendas extremistas. Por ejemplo, un análisis reciente señala que “cuanto más se presenta la migración como algo fuera de control o problemático, más la población la percibe así”, alimentando una espiral de miedo y políticas punitivas improvisadas mixedmigration.org. Este discurso de miedo aumenta el apoyo a posturas xenófobas: la narrativa de políticos radicales suele describir a los migrantes como “veneno” o plagas que deben ser detenidas, lo cual justifica medidas drásticas (muros, redadas, detenciones masivas).

En contraste, un lenguaje respetuoso promueve una percepción más humana. Cuando se habla de “personas” o “familias que migran” en busca de oportunidades o huyendo de la violencia, se enfatiza su dignidad y condición de víctimas potenciales. Organizaciones internacionales han alertado que términos criminalizantes (“ilegal”, “clandestino”) generan más sospecha y odio social. Como señala ACNUR, usar “ilegal” incita “sospecha y desconfianza” hacia quienes son “diferentes”, alimentando el perfilado racial y los crímenes de odio unhcr.org. Asimismo, convierte la migración irregular en asunto exclusivamente de seguridad, desviando la atención de causas estructurales o de los derechos humanos. En síntesis, el lenguaje deshumanizante dinamita la cohesión social y crea un caldo de cultivo para la exclusión, mientras que un discurso justo y preciso favorece la integración y políticas basadas en datos y derechos.
















La narrativa de políticos radicales suele describir a los migrantes como “veneno” o plagas que deben ser detenidas, lo cual justifica medidas drásticas. Fuente: Creación propia

Términos alternativos más precisos

Para evitar estigmas, se recomienda expresiones que describan la situación sin criminalizar a la persona. Por ejemplo, “persona migrante en situación irregular” o “sin documentos” reconocen que la condición irregular es temporal y administrativa. En Colombia, el abogado Felipe Laverde destaca: “No existen ‘migrantes ilegales’, lo que hay son personas en situación migratoria irregular” revistapuntos.uniandes.edu.co. De manera similar, “migrante indocumentado” o “sin papeles” son opciones frecuentes. Human Rights Watch aconseja usar “inmigrantes indocumentados” o “migrantes irregulares” en vez de “ilegales” hrw.org, y el Parlamento Europeo pidió reemplazar “inmigrante ilegal” por “migrante indocumentado” o “irregular” picum.org. El objetivo es humanizar: todas estas expresiones hablan de la situación administrativa y no implican que la persona sea criminal. Incluso el lenguaje periodístico influyente propone decir, por ejemplo, “vive sin documentos” o “entró irregularmente” en lugar de llamar a la persona “ilegal”. En definitiva, las alternativas terminológicas buscan respetar la dignidad de la persona, enfocándose en el fenómeno migratorio y no en catalogar al migrante.

Recomendaciones de organismos internacionales

Las Naciones Unidas y otras organizaciones de derechos humanos han emitido guías precisas sobre este tema. El Alto Comisionado de DDHH de la ONU (en palabras de Navi Pillay, 2009) afirmaba que ‘“inmigrantes ilegales” debería evitarse y reemplazarse por definiciones aceptadas internacionalmente como “migrantes irregulares” o “indocumentados”’ picum.org. ACNUR insiste en que todos los migrantes merecen un trato “digno y respetuoso”, recordando que “la búsqueda de asilo no implica nada ilegal; se trata de un derecho humano universal” acnur.org. Organismos regionales son aún más tajantes: la CIDH/OEA advierte que usar “ilegal” en personas migrantes fomenta la discriminación y ha prohibido su uso en sus propios documentos oas.org.

Por su parte, varios medios de comunicación y agencias internacionales han adoptado manuales de estilo humanizados: la AP en 2013, la BBC, y agencias latinoamericanas recomiendan hablar de “migrantes en situación irregular”, “sin papeles” o simplemente “migrantes”. La Organización Internacional para las Migraciones (OIM) exhorta a evitar metáforas alarmantes o criminalizantes y resalta que el derecho internacional protege a todos los migrantes sin distinción. Incluso el Pacto Mundial para la Migración (ONU, 2018) incluye como uno de sus objetivos promover un discurso público abierto, basado en la evidencia y respetuoso, que genere una visión de la migración más realista y humana. En resumen, la práctica recomendada por Naciones Unidas, ACNUR, HRW, ACIDI (UE), OIM, entre otras, es dejar de usar “ilegal” para referirse a personas. Tal como concluye un material de ACNUR/PICUM: “La batalla por la terminología es una batalla por la dignidad, la humanidad y el respeto.” unhcr.org.

Ejemplos de reformas lingüísticas y políticas humanitarias

Algunos gobiernos y jurisdicciones han actuado para alinear su lenguaje y políticas con estos principios. En Estados Unidos, la ciudad de Nueva York aprobó en 2019 la “Ley NY For All” (Ley 1836-A), que prohíbe a la ciudad usar los términos “extranjero”, “extranjero ilegal” o “inmigrante ilegal” en leyes, documentos oficiales o materiales gubernamentales accesolatino.org. Se reemplaza “extranjero” por “no ciudadano”, y autoridades locales declararon: “‘Inmigrante ilegal’ y ‘extranjero’ no tienen espacio en el discurso social de nuestra ciudad… ningún ser humano es ilegal” accesolatino.orgaccesolatino.org. Asimismo, el Estado de Nueva York vetó el calificativo “illegal alien” en su legislación, y estados como California y Colorado promulgaron leyes similares accesolatino.org. En la práctica, muchas ciudades “santuario” y medios de prensa han eliminado el adjetivo “ilegal” de sus comunicados.

En Latinoamérica, aunque a nivel legislativo el término “ilegal” no está prohibido en todos los países, se han adoptado enfoques migratorios más inclusivos. Por ejemplo, la Ley de Migraciones argentina de 2004 declara que “el derecho a la migración es esencial e inalienable de la persona”, garantizando igualdad de derechos a los extranjeros «sin perjuicio de las condiciones establecidas para su ingreso y permanencia» oas.org. Uruguay (2008) fue más allá: reconoce la migración como derecho inalienable “sin perjuicio de su situación migratoria” acnur.org, y su ley migratoria asegura el acceso a la salud y la justicia a todos los migrantes sin importar su estatus acnur.org. Estas reformas reflejan una visión de la migración desde los derechos humanos.

Otros ejemplos de políticas más humanas incluyen planes de regularización masiva en tiempos recientes. En 2024, por ejemplo, el gobierno de España anunció la regularización de hasta 900.000 inmigrantes “indocumentados” mediante permisos de trabajo y residencia es.euronews.com. El uso oficial de “indocumentados” allí, en lugar de “ilegales”, denota un cambio de enfoque: se reconoce que estas personas trabajan y contribuyen al país, y merecen oportunidades de regularización en vez de estigmatización es.euronews.com. Asimismo, países como Chile, Brasil o Colombia han lanzado visados humanitarios o permisos especiales para migrantes irregulares en crisis (por ejemplo, migrantes venezolanos), a menudo utilizando términos como “permisos de residencia” o “estatus temporal” en vez de etiquetarlos penalmente.

Hacia un cambio de paradigma: migración digna y respetuosa

En conclusión, el término “ilegal” para referirse a migrantes es inexacto, discriminatorio y dañino. Refleja una visión punitiva que desconoce derechos fundamentales. Más allá de la etiqueta, lo que importa es el respeto a la persona. Cambiar nuestro lenguaje no basta por sí solo, pero es un primer paso simbólico para reconocer la dignidad de quienes migran. Al emplear términos humanos (sin papeles, indocumentado, en situación irregular, solicitante de asilo, refugiado, etc.), dejamos claro que hablamos de seres humanos con historias y derechos, no de delitos.

La construcción de políticas migratorias justas debe acompañar ese cambio de lenguaje. Cuando legisladores, medios y ciudadanos adoptan palabras neutras o empáticas, se favorece un debate más veraz y compasivo. En lugar de “ilegal”, podemos describir situaciones administrativas; en lugar de “amenaza”, atender las causas de la migración; en lugar de muros, buscar soluciones de cooperación. Sólo así avanzaremos hacia una migración más digna, segura y respetuosa de los derechos humanos. Como concluyen expertos internacionales: la lucha por las palabras es “una batalla por la dignidad, la humanidad y el respeto” unhcr.org. Nuestro idioma es poderoso: usémoslo para reconocer la humanidad de todas las personas migrantes.

Fuentes: Informes y pronunciamientos de ACNUR, CIDH/OEA, HRW, ONU y medios internacionales hrw.orgoas.org,  picum.org, revistapuntos.uniandes.edu.co, accesolatino.org, oas.org, acnur.org, unhcr.org, entre otros.